Enseñanza leída en la Ceremonia de Gratitud del mes de Mayo de 2010.

AURA



El cuerpo espiritual del hombre incesantemente irradia una especie de onda de luz. Es como si fuese el vestido del cuerpo espiritual, de ahí la denominación de “aura”.(...)

El espesor del aura tiene relación directa con el destino del hombre. Cuanto más espesa fuera, será más feliz. Los que tienen aura espesa son más cálidos, causan una buena impresión y atraen a muchas personas porque las envuelven con su aura. Al contrario, aquéllos cuya aura es fina, causan una impresión de frialdad, desagrado y tristeza que no nos provoca permanecer en su compañía.

(...)Ya sabemos que todos los pensamientos y actos humanos se subordinan al Bien o al Mal. El espesor del aura también es proporcional a la suma del Bien o del Mal. Esto significa que cuando la persona piensa o practica el Bien, le surge el sentimiento de satisfacción en la conciencia, la cual se transforma en luz y se suma al cuerpo espiritual de la persona, aumentándole así la luminosidad; al contrario el Mal se transforma en nublamiento, que también se agrega a los ya existentes en el cuerpo espiritual. Al mismo tiempo, haciéndole el bien a una persona, la gratitud que ella siente se convierte en luz, y ésta, a través del Hilo Espiritual, es transmitida al practicante del bien, aumentándole consecuentemente la luz; en contraposición, pensamientos de venganza, odio, envidia, etc., se transforman en nublamientos que son transmitidos a la otra persona por el Hilo Espiritual, sumándose a los que ella ya poseía. Así, es importante que el hombre practique el Bien, alegre al prójimo y jamás se reciba de él pensamientos como los que mencionamos.

(...)Reflexionando sobre el principio aquí expuesto, podemos concluir que el único medio para volvernos felices es aumentar el espesor de nuestra aura practicando el Bien. Existen personas que se resignan frente a la mala suerte; ellas me causan pena, pues no conocen este principio.
Cuanto más espesa fuera el aura de los miembros, más personas salvarán y cuantas más salvaren, más agradecimientos recibirán, lo que hará aumentar el espesor de sus auras.(...)

Meishu Sama, 5 de febrero de 1947